Raúl Cervantes, titular de la PGR, fue señalado por la asociación civil Mexicanos contra la Corrupción y la Impunidad por haber registrado un Ferreri en un domicilio fantasma del estado de Morelos. Esto puede traducirse como evasión fiscal, debido a que en Morelos dejó de cobrarse la tenencia, y su Ferrari 458, con un valor de factura de 3 millones 890 mil 932 pesos, debería paga alrededor de 209 mil pesos de tenencia al año. Además, los costos del auto están muy por encima de sus percepciones como funcionario público.
Sin embargo, Cervantes niega que todo esto sea verdad, y en conferencia de prensa afirmó que está dispuesto a llegar hasta las últimas consecuencias para limpiar su buen nombre:
“¡Son unos sátiros desvergonzados! ¡Los voy a demandar a todos!”, dijo Cervantes, quien aseguró que el auto no es suyo.
“Para empezar, yo nunca he ido a Morelos. ¿Por qué iba a registrar un auto en ese estado, pueblo o municipio o lo que sea? ¡Ni los autos han de conocer allá!”.
Llenó de furia, Cervantes dijo que cuando sea fiscal general, la asociación Mexicanos contra Corrupción y la Impunidad pagará caro su atrevimiento.
Agregó que sus autos ni siquiera los tiene registrados en México: “Tienen placas de Letonia, Aruba, Liberia y las Islas Cook”.
Finalmente, Cervantes dijo que ninguno de sus autos era Ferrari:
“¡Yo puro carro bueno, no porquerías italianas! ¡Tengo un Aston Martin One-77, un Porsche Cayenne Turbo S, un Aston Martin One-77, un Maybach Exelero, un Koenigsegg CCXR Trevita, un Lykan Hypersport, un Bugatti Chiron y un vochito para la servidumbre!!”.
El procurador general de la república amablemente nos mentó la madre a todos y procedió a retirarse a su alcoba.