Lo más destacado del segundo debate entre candidatos a la presidencia de México no fue la irrelevancia de Meade, sino los chascarrillos de Andrés Manuel López Obrador, quien por fin, después de doce años, decidió defenderse de los ataques que le lanzan, y lo hizo con humor, como cuando anunció que protegería su cartera ante la peligrosa cercanía de Ricardo Anaya.
Pero no sólo eso, también puso a Anaya un curioso apodo, que de inmediato, a través de las redes sociales, se volvió más mencionado que el verdadero nombre del candidato de la coalición Por México al Frente: Nos referimos a “Ricky Riquín Canayín”.
Ante esto, los asesores de Anaya le han recomendado que capitalice la popularidad del mote, el cual cuadruplica su propio impacto en las redes sociales.
Anaya ha comenzado por cambiar su vestimenta vistiendo ahora con traje de diseñador y una corbata de moño, además de llevar billetes de 100 dólares en la solapa y billetes de mil pesos a manera de abanico.
Si esto funcionará o no para el candidato está por verse, pero al menos espera mantener su holgada ventaja sobre José Antonio Meade, quien con su insistencia de ser el mejor, los analistas calculan que bajará al menos unos diez puntos en las preferencias electorales.
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