En protesta contra el alcoholismo en las mujeres, un activista se bebe diez cartones de cerveza

Se han dado casos de protestas extrañas por parte de activistas, como una dama que se clavó agujas en la espalda para protestar contra las corridas de toros. Quizá por ello es que esta fría mañana, un hombre que se identificó como Ponciano Teporóchez, colocó una mesa afuera de la Comisión Nacional de Derechos Humanos, rodeándola posteriormente de cartones de cerveza. El suceso llamó la atención de los transeúntes. El pobre hombre, desde luego, parecía no estar sufriendo mucho a causa del frío, pues sorbía el líquido de cada botella con singular alegría. Nos dimos a la tarea de interrogarlo sobre su manera de actuar.

— Disculpe, señor, ¿por qué está haciendo esto?

— Es una manera pacífica de protestar.

— ¿Contra qué?

— Estoy protestando contra el alcoholismo, joven, pero principalmente contra el alcoholismo en las mujeres. Es muy feo y muy triste ver a las mujeres bebiendo alcohol en los bares, dando mala imagen, porque no dejan a uno sentarse con ellas. Yo no digo que esté mal beber, no soy un persignado, pero hay que beber con moderación, con decencia. Por eso he decidido protestar pacíficamente el día de hoy.

— ¿Podría explicarnos en qué consiste exactamente su protesta?

— Pues consiste en que me voy a quedar en esta mesa hasta que me acabe la última gota de cerveza, para que todas las personas, en especial las mujeres, se den cuenta de que abusar del alcohol no deja nada bueno.

— ¿Pero eso de qué manera es una protesta, señor?

— Cada quien tiene su manera de protestar. Hay quienes hacen huelgas de hambre, hay quienes marchan por las calles. Ésta es mi manera de protestar, y pos muy mi manera, ¿no? Cada quien es libre de decidir cómo manifestar sus inconformidades, ¿no?

Lamentablemente, la protesta de don Ponciano Teporóchez no duró mucho, pues llegó la policía a arrestarlo por beber en la vía pública. De nada sirvió que el señor Teporóchez explicara que no se trataba de una actividad recreativa, sino de una protesta pacífica, así que don Ponciano pidió a El Dizque que dejáramos constancia de cómo «en este país no se respeta la libertad de cultos» (sic).

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