¿Trabajas en una oficina? Entonces sabrás que cada vez que se organizan intercambios de regalos en la época navideña, siempre hay alguien que acaba quejándose del obsequio que le tocó. Y aunque a veces es sin motivo, casi siempre es con justa razón, porque o lo que recibe no es del precio que se acordó, es algo que no funciona, es reciclado del año anterior o son calcetas verdes. Es por ello que el Servicio de Administración Tributaria (SAT) creó una división exclusiva para supervisar todos los intercambios que se lleven a cabo en la república mexicana.
¿Y cómo funciona? Primeramente hay que declarar ante Hacienda que habrá un intercambio, para que el SAT envíe a un supervisor. Éste verificará que el regalo adquirido corresponda al valor acordado, que cumpla los estándares mínimos de calidad, y también dará fe de que nadie deje de entregarlo en el tiempo y lugar especificado. Obviamente, todo el intercambio será auditado, y los que no cumplan a cabalidad o intenten organizar intercambios clandestinos, recibirán multas, requerimientos, embargos o condenas en prisión de acuerdo a la gravedad de la falta.
Y como el SAT no da paso sin huarache, los participantes en el intercambio tendrán que pagar un impuesto equivalente a tres veces el mínimo estipulado de regalo. Con esto se asegurará la calidad en el servicio, manteniendo a salvo una de las tradiciones godinezcas más antiguas de la historia.