El ratón de los dientes, perjudicado con la reforma hacendaria

El periodismo es una actividad sumamente estresante, pues además de que se tiene que hacer el trabajo de investigación, también es necesario redactar de manera digerible las notas. Sin embargo, es también una profesión con muchas satisfacciones debido a las exclusivas que pueden lograrse. ¿De qué otra manera hubiera tenido este humilde servidor la oportunidad de platicar con el mismísimo ratón de los dientes?

“Aunque algunos piensen que soy un hada, eso es pura mercadotecnia”, me contó el ratón. “Muchos niños se espantarían si ven a un ratón en su almohada, así que hay partes en donde mandamos empleadas para hacer el trabajo. No es nada del otro mundo”.

No sabía si estar más sorprendido porque el ratón hablara o porque fuera un roedor capitalista: “¿Tú crees que guardamos los dientes? Hay muchísimas empresas que los compran para hacer trabajos de joyería, como pulseras. No lo pagan como marfil, pero el valor de mercado de los dientes se ha elevado considerablemente. Sin duda hemos tenido buenas ganancias”.

El ratoncito, quien no tiene nombre de pila, pero que adoptó el apellido “Pérez” para que sus trabajadores le llamen “Licenciado Pérez”, nos cuenta que su historia de ratón de negocios exitoso comenzó gracias a una borrachera: “¡No sabes, mano! Estaba yo tan ebrio que me metí a una casa que no era la mía. Un niño acababa de perder un diente y lo puso bajo su almohada para que no se le perdiera. Yo iba pasando por ahí y creí que era un pedacito de queso y me lo llevé, pero al recogerlo se me cayó la billetera. También se quedaron mis llaves, pero de eso nadie dice nada. Como andaba tan borracho, me oriné ahí mismo, por lo que la mamá del niño supo que había sido un ratón. El niño comenzó a expandir el rumor de que un ratoncito bondadoso cambiaba dinero por dientes, y este rumor llegó a mi esposa, quien conmovida me exigió que tuviera ese detalle con todos los niños del mundo, y pues lo hice porque tendría más pretextos para salir a cotorrear con los amigos”, externó.

Sin embargo, el ratoncito confesó que últimamente se encuentra preocupado debido a la reforma hacendaria: “Siempre habíamos estado dados de alta como pequeños contribudientes, que diga, contribuyentes. Pero ahora con lo del Régimen de Incorporación ya hay que dar facturas y pronto tendremos que pagar ISR. Tuvimos que contratar contadores y se nos ha complicado mucho la situación. Hasta hemos pensando en cerrar debido a este terrorismo fiscal”.

— ¿Y qué piensa hacer, licenciado?

— Pues por lo pronto activaremos un plan de emergencia, y en breve dejaremos de pagar los dientes en efectivo. En su lugar pondremos vales de despensa o de gasolina. Es la única manera de poder deducir los impuestos y que nos cuadren un poco las declaraciones fiscales. Total: Que las mamás lleven a los niños a cualquier centro comercial y cambien los vales por alguna cosa que les guste.

¡Se perderá una tradición!

Pues es eso o bajamos la cortinas del changarro. Y no nada más es mi empresa, porque tengo entendido que Santa Claus y los Reyes van a tener que tomar medidas similares.

Tenía más preguntas que hacerle al ratón Pérez, pero en eso me desperté con un una cruda tremenda y fui al refrigerador por una cerveza.

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