En un acto sin precedentes y que pone de manifiesto que mediante la voluntad política todo es posible, esta mañana se reunieron dos altos jefes de estado. Específicamente, Francisco Vega de Lamadrid, gobernador de Baja California; y Carlos Mendoza Davis, gobernador de Baja California Sur.
La reunión tuvo como objetivo el reanudar las relaciones entre ambas Baja Californias, mediante la firma de un pacto de no agresión que pone fin a décadas de un virtual estado de guerra en el que los gobiernos de Mexicali y La Paz sostuvieron una feroz carrera armamentista que presagiaba una conflagración bélica de alto calado.
Sin embargo, la cordura imperó, y ahora ambos gobiernos han declarado que pueden convivir en paz, toda vez que comparten no sólo la misma península, sino también costumbres, religión e incluso idioma.
En la reunión celebrada en la línea divisoria entre ambas Baja Californias, Mendoza Davis dijo sentirse feliz de que los sudcalifornianos y los bajacalifornianos podrán sentirse hermanados gracias a la apertura de las fronteras, además de que ahora el comercio con otras entidades podrá hacerse por tierra y no sólo a través del Mar de Cortés.
Por su parte, Francisco de la Vega señaló que la política de puertas abiertas hará que los migrantes sudcalifornianos puedan ver regulada su situación legal, sin peligro de una deportación.
Los gobiernos de México, Estados Unidos, Chipre, Liechtenstein y Chiconcuac se congratularon por la noticia.
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